Recuerdo cuando era pequeño y en mi pueblo, Socuéllamos, había un torneo en verano que por aquel entonces era puntero a nivel nacional y venían grandísimos jugadores. Era una semana de estar todo el día en el club viéndoles jugar, recogiendo pelotas y ayudando.

 

El primer año Abraham González (400 ATP) me dijo al acabar su partido que si quería pelotear con él. Fue la mayor ilusión de mi vida hasta el momento, verme jugando con alguien que para mí era tan bueno y al cual idolatraba. Desde ese día tuve la oportunidad de jugar con más jugadores otros años y sin duda, ese era el mejor momento del año, en el cual podía disfrutar del torneo y de aquellos jugadores en casa, pudiendo intercambiar unos golpes con ellos. Era algo fascinante, ilusionante e incluso me atrevería a decir algo mágico.

Son estas sensaciones las que queremos hacer vivir a los más pequeños allá por donde vayamos. Queremos ofrecer la posibilidad de vivir una experiencia inolvidable y emocionante. 

En nuestro clínic, aparte de intercambiar unos golpes con todos ellos, organizamos a los jugadores de tal forma que la actividad se convierta en algo muy dinámico y atractivo, incluyendo para ello algunos juegos grupales y algunas sorpresas para hacer de nuestro servicio una experiencia única.